La compra de bienes de segunda mano se ha convertido en una práctica cada vez más común entre los consumidores, ya sea en tiendas especializadas, comercios online o entre particulares. Esta tendencia se debe tanto al ahorro económico que representa como al fomento de un consumo más sostenible. Sin embargo, es importante tener en cuenta los derechos que amparan a los consumidores en este tipo de transacciones.
Una de las principales inquietudes de los consumidores está relacionada con la garantía que cubre los productos de segunda mano. En el caso de la compraventa entre una empresa y un particular, esta transacción está regulada por la normativa de consumo, lo que brinda un mayor respaldo legal a la persona compradora.
Cuando la venta la realiza una empresa o un profesional, es posible pactar un plazo de garantía para el producto de segunda mano, el cual puede ser inferior a los 3 años establecidos para los productos nuevos, pero nunca menor a 1 año. En caso de defectos en el producto, el comprador tiene derecho a solicitar la reparación gratuita, la rebaja del precio o la resolución del contrato.
En el ámbito del comercio electrónico, los consumidores también cuentan con el derecho de desistimiento para los productos de segunda mano, permitiéndoles devolver el producto en un plazo de catorce días naturales desde su recepción. Por su parte, los establecimientos de segunda mano deben cumplir con ciertas obligaciones, como el etiquetado adecuado, la transparencia en el precio final y la emisión de tique o factura con los datos del establecimiento.
En el caso de adquisiciones entre particulares, se aconseja solicitar los datos del vendedor, así como un documento que justifique la compra. En este escenario, la legislación que aplica es el Código Civil, y se establece un período de seis meses para reclamar por posibles vicios ocultos en el producto.
Es crucial estar alerta en este tipo de transacciones, especialmente cuando solo se aceptan transferencias directas como método de pago o cuando el vendedor ofrece excusas relacionadas con su ubicación en el extranjero. Ante cualquier sospecha, es importante investigar detenidamente la identidad del vendedor y la veracidad de la oferta para evitar posibles fraudes o engaños.
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