Un total de 1.482 instalaciones de instituciones públicas y privadas en Andalucía han obtenido el distintivo de ‘zona cardioasegurada’ otorgado por la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía a través del Centro de Emergencias Sanitarias 061. Estas instituciones han cumplido con los requisitos en materia formativa e instalación de desfibriladores externos semiautomáticos.
La ‘zona cardioasegurada’ tiene como objetivo principal reducir la mortalidad y las secuelas graves que pueden ocurrir tras una parada cardíaca, mediante una actuación inicial excelente. En Andalucía, se han instalado cerca de 5.000 desfibriladores externos automáticos en organismos públicos, espacios de ocio, grandes aglomeraciones de personas y empresas privadas. Estos dispositivos permiten brindar primeros auxilios adecuados en caso de una parada cardiorrespiratoria mientras se espera la llegada de los servicios de emergencia.
Las instituciones que han logrado obtener el distintivo de ‘zona cardioasegurada’ incluyen principalmente instalaciones deportivas, edificios públicos, colegios, institutos de enseñanza secundaria, estaciones de trenes, hoteles, empresas y farmacias. Por provincias, se distribuyen de la siguiente manera: 121 en Almería, 226 en Cádiz, 77 en Córdoba, 147 en Granada, 43 en Huelva, 70 en Jaén, 669 en Málaga y 129 en Sevilla.
Para obtener la certificación de ‘zona cardioasegurada’, las instituciones deben cumplir con una serie de requisitos, como contar con un número determinado de desfibriladores externos automatizados operativos y ubicados estratégicamente para que al menos el 75% de los usuarios puedan aplicar la desfibrilación en un tiempo no superior a tres minutos. Además, se requiere un plan de formación para el personal, un plan de mantenimiento de los desfibriladores instalados y un protocolo de activación interna para utilizar los dispositivos mientras se espera la llegada de los servicios de emergencia.
En caso de una situación de parada cardiorrespiratoria, la aplicación precoz de la cadena de supervivencia es fundamental. Esta cadena incluye el reconocimiento de la situación, la activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.
La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal no sanitario con un curso básico de entrenamiento, es crucial para restablecer el ritmo cardíaco viable y reducir el riesgo de muerte. La aplicación de técnicas de reanimación cardiopulmonar en los primeros minutos posteriores a una parada cardiorrespiratoria puede aumentar significativamente las posibilidades de supervivencia de los afectados.
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